Primer dia de clase.
Me asignan un pupitre, me ponen un compañero al lado, y nuevos profesores.
¿Que que pienso? Menuda mierda... Yo ya estaba bien en segundo, ¿por que tengo que volver a empezar con todo? Nuevas caras, nuevos nombres, y sobretodo nuevas miradas clavadas en mi vestimenta “rarita”. En fin, un bostezo me sirve para empezar con mejor pie mi primer dia de clase.
Miro mi horario, en ese papel pone que a segunda hora me toca alternativa... Que pastel, me toca bajar a la primera planta, y encima medio dormida. Ahí empiezo a aburrirme, mucho, muchisimo, me desespero, comienzo a hablar con la compañera de al lado. El profe me riñe, y me manda a callar. Le miro con mala cara, y saco mi libreta, que en la primera hora ya esta llena de garabatos y dibujos... Suena el timbre, podemos marcharnos a la siguiente clase.
Es ahi, justo cuando estás aburrido, cuando llega la histeria, ganas de gritar, saltar, correr, disfrutar, y hacer lo que te venga en gana, y si alguien te lo impide puede llegar a ser una catastrofe. Los ataques de histeria pueden ocurrir por muchas razones, una, y la que suele ser la mas común, es por nervios, nervios que acumulados tienen que expulsarse de alguna forma, y como no, manifestarse.
A lo que iba, primer dia de clase, segunda hora de la mañana; Sociales.
Comienza la fase; “Tristeza y añoranza” que es el primer síntoma para un ataque histérico.
Basta con que eches de menos a alguien, o te acuerdes de una persona que en su día perdiste, para ponerte muy sensible, y estar deprimido unos segundos.
Edgar, te echo de menos... Edgar es mi novio de diez y seis años, le quiero con locura, nunca mejor dicho, llevo sin verle aproximadamente una semana, y me muero por estar con el ¡YA!.
Esa fue mi causa de tristeza para comenzar la segunda fase del ataque; “Necesidad de actividad física” Tu cuerpo comienza con el minifiesto, ya empiezas a mover el pie o la mano repetidas veces sin parar. En esta parte del proceso si que si, aqui ya nadie te puede parar, ya te ves tirando sillas por la ventana, haciendo esprints por el pasillo principal con la camiseta atada al rededor de los brazos, o puede que subida a tu pupitre saltando sobre las cabezas de tus compañeros de clase.
A alguna gente le parecerá divertido, a otra preocupante, y puede que algunos piensen, que quienes tienen ataques de este tipo, están locos. Pues no. Me llamo Sara García, odio estudiar, amo a mi novio, y soy feliz con lo que tengo.
Poco a poco ireis sabiendo mas de mi, pero por ahora ¡Cuidado con los ataques emocionales, pueden jugarte una mala pasada!
Atte: Sa Ra~