Buscar este blog

Vistas de página en total

martes, 10 de mayo de 2011

Cambios

Llegó el día de la mudanza, desgraciadamente. Yo no quería abandonar mi pueblo natal, ni siquiera abandonar a mis amigos y pertinencias. Los odio. Me odio. Ni siquiera comprendo el porque, mis padres me obligan, pero yo no quiero, no quiero hacer nada en contra de mi voluntad. En este momento lo único que me alegraría escuchar es un; no hay mudanza, o; nos quedamos. Algo, cualquier cosa, pero no se oye nada. Mi casa está vacía, como invadida por el silencio, sentía que nos mudábamos porque la nada era la nueva propietaria de nuestra vivienda. Que asco, tengo ganas de vomitar, pero no puedo, mi casa, ya no es mi casa, mi váter, ya no es mi váter, mi pica, ya no es mi pica. Nada de este cuadrado de 60 m2 me pertenece ya. Mi padre ordena que baje al parquing. ¡Ahora mismo le odio, me da mucha grima! No quiero pensar en lo que pasará después de subirme al coche, cerrar la puerta, ponerme el cinturón y arrancar.

1 comentario:

  1. Ya veo que te cuesta subir al carro del futuro. La vida es eso, un continuo cambio. Además es inexorable.
    ¡Abandona tu cuerpo, que el que vendrá será todavía mejor!
    La frase atractiva es "ya no es mi pica". Tiene su gracia.

    ResponderEliminar