Almas incomprendidas

Una vez más me siento incomprendida, es como si todos pasasen de mi, como si no quisieran entender la historia de mi casita de muñecas por que tienen que ir a trabajar, estudiar... en resumen, cosas mas importantes que hacer que escucharme o estar con migo. He bajado a visitar a mis tios, que viven debajo mio, en otro piso, tenemos una casa de tres plantas, pero en cuanta he llegado mis tios han jurado llevarme al parque el próximo día, por que mi tía tiene horario de tarde y tenía que entrar dos horas antes de lo previsto. Otra vez mas, mi alma es incomprendida.  Mi abuela me ha comprado una piruleta, me he sentado en el sofá al lado de mi hermana mayor para comérmela en compañía y gozar de un rico caramelo de fresa charlando con mi antigua mejor amiga, pero en cuanto mi bata de rayitas llena de acuarelas ha  rozado con la funda del mueble, mi hermana me ha dicho si no tenía que pintar algún dibujo del colegio, o hacer otras cosas que incordiarla mientras hacia los deberes. Me ha sentado mal, nadie tiene tiempo para mi, ni siquiera mi hermana, que antes pasaba las horas muertas jugando con migo.

Los niños pequeños piensan en relajarse, en hacer nuevos amigos, ir al parque y pasarlo bien.
Mientras los mayores piensan en ir a trabajar, hacer las tareas de casa o estudiar...
Siempre están ocupados, nunca tienen tiempo para escuchar a los pequeños, ni siquiera de apreciar o darse cuenta de todo lo que se pierden. Algún día se darán cuenta de que es mucho mejor sentarse y ver pasar el tiempo al lado de una ventana metalizada con un estor de color rosa en un día nublado casi a punto de llover.