Lluvia

 Me asomo por la ventana, lo único que veo es soledad y una oscura y frondosa niebla.
Nadie en la calle, todo desierto, ni un alma asoma en el pueblo, tan solo las gotas y charcos de agua se mueven deslizándose por los cristales, coches o paredes. Sonrío a la nada, tras mi ventana solo se huele el olor a caldo de pollo que hace mi madre en invierno , o cuando hace frío, y un suave aroma a colonia de bebé. Me gusta, pero a la vez me aburre pasarme el día mirando por una ventana salpicada por la lluvia y mirando a la pantalla de mi ordenador sin ninguna tarea emocionante que hacer. Mi mirada vuelve a desviarse hacia el interior de mi casa, todo está oscuro, sin vida.  Todo está echo, solo me queda esperar a que amanse el temporal y salga un sol radiante que aga salir a la gente de sus casas, se animen a patinar, a ir en bici, o tan solo a pasear. Mientras pienso en que el día podría haber salido mejor, oigo de fondo la lluvia caer y el sonido de la radio va desapareciendo poco a poco, mi visión se va combirtiendo lentamente en una franja cada vez mas fina que no me permite seguir gozando de las gotitas que caen y resbalan por el cristal de la ventana de mi habitación, consigo relajarme, dormirme, sentada en la silla de mi escritorio, con las manos en el teclado, y el cuerpo sobre la mesa.